lunes, 30 de noviembre de 2015

ESTACIÓN ONCE (Emily St. John Mandel)


SINOPSIS

“La mejor novela que leí en 2014. Un libro que recordaré durante mucho tiempo y que volveré a leer”. George R. R. Martin, autor de "Juego de tronos".

Un inesperado virus mortal acaba con la humanidad tal y como la conocemos: ya no quedan trenes que unan los lugares, ni internet que nos permita conocer el mundo, ni siquiera ciudades en las que vivir, solo quedan asentamientos hostiles al visitante ocasional. En este desolador panorama un pequeño grupo de actores y músicos tienen una iniciativa sorprendente: crear la Sinfonía Viajera, con el fin de mantener vivo un resquicio de humanidad.
Pero en este libro nada es fácil y pronto este rescoldo de civilización también se verá amenazado por un violento profeta. Esta novela va más allá de su argumento y escritura, originales y ambiciosos: nos sumerge en un mundo distinto y nos obliga a reflexionar sobre el presente, sobre lo que tenemos y qué valor le damos. En definitiva, un homenaje inteligente y sobrio a los pequeños placeres de la vida. Un libro difícil de dejar y, más aún, de olvidar.

COMENTARIO

Hoy os traigo una espléndida novela que puede considerarse una distopía pero que, en realidad, abarca mucho más.
La novela plantea una situación catastrófica. A causa de una epidemia de gripe porcina, el 99,9% de la humanidad ha fallecido y la población que queda debe salir adelante en medio de la destrucción de la civilización tal y como la habían conocido hasta entonces.
Un grupo de comediantes, La Sinfonía Viajera, recorre las ciudades de las proximidades del Lago Michigan, llevando sus obras de teatro y su música a los enclaves humanos que hay en la zona. Durante años viven de forma nómada, trasladándose en caravanas tiradas por caballos, sorteando peligros, haciéndose mutua compañía y aportando un poco de alegría a las personas que viven en los asentamientos dispersos por la zona, y que, al carecer de vehículos de ningún tipo, sólo pueden desplazarse a pie de un asentamiento a otro, ya sea para cazar, comerciar o, sencillamente, comprobar que hay más gente viviendo en otras zonas. Por ello, en muchas ocasiones, permanecen aisladas y pasan años sin comunicarse entre sí.
Lo que la Sinfonía Viajera intenta es crear un poco de magia dentro de unas vidas destinadas en todo momento a la supervivencia. Para crear esa magia los actores se disfrazan, cantan y actúan procurando aportar elegancia y glamour a los personajes de las obras que interpretan.

Así que, de nuevo, como cuando en 1594 volvieron a abrirse los teatros con representaciones de Shakespeare tras una epidemia de peste, las obras del genial dramaturgo vuelven a interpretarse en un escenario, de ciudad en ciudad, con un público que vive en estaciones de servicio, centros comerciales, aeropuertos y moteles abandonados.
Porque, a pesar de que con el “desmoronamiento” se ha perdido todo, aún queda la belleza de las cosas, que es preciso conservar y recordar. La supervivencia por sí sola no basta si no sigue existiendo un reducto de interés por la cultura.
Hay un personaje central alrededor del cual giran todos los demás, el actor Arthur Leander, que muere la noche en que se desata la catástrofe. Todos los demás personajes tienen, en mayor o menor medida, algo que ver con él, y recordarán esa noche dramática así como su relación con él a lo largo de los años siguientes. Este personaje, cuya vida vamos conociendo poco a poco,  sirve de nexo para los recuerdos de cada uno de los supervivientes de la epidemia a lo largo de los veinte años que transcurren en las páginas del libro.


La novela tiene dos marcos temporales, uno anterior al desmoronamiento y otro que sucede semanas, meses y hasta años después, y los capítulos van alternando escenarios anteriores y posteriores a la catástrofe, añadiendo complejidad e interés a la trama.
El título de la novela hace alusión a un cómic que Kirsten, una de las protagonistas, conserva como un tesoro. Se trata de un relato gráfico de antes del desmoronamiento que habla de una estación espacial alejada de la Tierra cuyos habitantes han conseguido escapar de la invasión alienígena del planeta, y que, como la misma Kirsten, tienen nostalgia de la vida pasada.
A pesar de llevar veinte años intentado sobrevivir en un mundo destruido, Kirsten todavía siente interés, curiosidad y placer releyendo las historias de ese cómic que alguien le regaló la última noche antes del  desastre y que ha guardado todos esos años como símbolo del mundo anterior a la epidemia.
La autora consigue hacernos reflexionar sobre lo que supondría que, de pronto, perdiéramos todo lo que nos hace la vida tan cómoda. Cosas que damos por seguras, la luz, el teléfono, Internet, los medicamentos, los camiones que recogen la basura, el agua caliente, la cisterna, y nos hace reflexionar y preguntarnos cómo sería vivir sin todo eso, qué peligros acarrearía, qué temores nos sobrecogerían, con qué falta de seguridad criaríamos a nuestros hijos.

La diferencia de esta novela con otras historias post-apocalípticas para adultos es su falta de pesimismo. Estación Once no sólo muestra cómo podría ser el mundo tras una catástrofe mundial, sino lo que se siente antes y después de un suceso tan dramático, poniendo especial énfasis en cómo enfrentarnos a ese universo nuevo, recordando todo lo perdido pero tratando de hacer de ese mundo en ruinas un sitio mejor, donde el ser humano pueda vivir y recuperar la dignidad aún en las peores circunstancias.
En Estación Once  hay sobre todo nostalgia por la civilización perdida, pero también optimismo y serenidad ante un futuro en el que la humanidad sea capaz de salir adelante con solidaridad, valentía y fuerza de voluntad. Por eso no es una novela que resulte dura ni deprimente sino esperanzadora.
Está claro que me ha encantado, de principio a fin, me parece una historia profunda y muy hermosa, bien escrita y absorbente, con momentos muy poéticos y sugerentes.
No os la perdáis.

Gracias a la editorial por el envío del ejemplar


AUTORA

Emily St. John Mandel es autora de cuatro novelas. La más reciente, Estación Once, ganó el  Arthur C. Clarke Award en 2015 y fue finalista del National Book Award y del Pen/Faulkner Award. También fue Libro del Mes en Amazon en septiembre de 2104 y apareció en la lista de bestsellers del New York Times.  Una novela anterior, The Singer`s Gun, fue premiada en 2014 con el Prix Mystére de la crítica en Francia. Sus relatos y ensayos han sido incluidos en numerosas antologías, como la Best American Mystery Stories 2013. Mandel es redactora en The Millions.

FICHA TÉCNICA

Editorial: KAILAS (3/noviembre/2015)
338 Páginas
ISBN: 9788416023851
Título original: Station eleven
Traducción: Puerto Barruetabueña Díez
Precio: 18,90€
Ebook: 6,64 €

PUNTUACIÓN: 





Fotografía de la autora tomada de:
https://mcarthurblog.wordpress.com

8 comentarios:

  1. A mí me gustó muchísimo este libro y das muy bien las claves de lo que hay dentro. Algunas críticas que he leído se centran más en la tragedia, en lo apocalíptico pero es cierto que abarca mucho más y va de lo general al detalle, la idea de la Sinfonía Viajera y demás y coincido, estos detalles le restan a la obra el típico pesimismo que inunda otras distopías apocalípticas dándole un enfoque bastante original. Besos :)

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  2. No lo conocía y aunque no suelo animarme mucho con este género la verdad es que me ha picado la curiosidad. Besos.

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  3. Las distopías no son lo mío y no conocía la novela pero tiene buena pinta. Eso de que abarca mucho más me ha llamado.
    Besos

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  4. Tampoco es un género que frecuente, pero me has picado y mucho la curiosidad.
    Besotes!!!

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  5. Conocía la portada pero desconocía de qué trataba. Por lo que cuentas no me desagrada, así que me la apunto.

    Besos.

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  6. Uy, pues no lo conocía... aunque la verdad es que no suelo leer mucho este género, pero me gusta lo que cuentas.
    Lo apunto =)

    Besotes

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  7. He escuchado maravillas de este libro y estoy deseando darle una oportunidad¡¡
    Gracias por la recomendación¡¡ un besazo y feliz semana¡¡¡

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  8. Anda!
    A mi me ha gustado mucho, la verdad. No hay ese pesimismo ni esa moralina presente en todo momento, ni esa culpabilidad ni tampoco el amor arrollador de las juveniles. Me ha parecido un trabajo magnífico de construcción, y muy bien razonada. Una novela diferente del todo a lo que me podía esperar
    Besos

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